ARTÍCULO
Decálogo del comportamiento en un restaurante 
by Sandra Blasco

Claro que a todos nos gusta salir a comer a un restaurante, y por supuesto, disfrutar de la comida y un buen servicio; pero en ocasiones nuestra experiencia no es la mejor. Y sí, puede ser que el establecimiento no esté a la altura de las expectativas, pero quizá  parte de la culpa la tengamos nosotros.
Yo tengo mi propio decálogo de comportamiento en un restaurante, seguro que alguna puede arrancar alguna que otra sonrisa, sorpresa o reflejo en el ti. Así que tú mismo, toma nota que seguro que te sirve. Aquí van mis recomendaciones.


#1  Escoge el producto de temporada
Con certeza irás directo al fracaso en tu elección. Reserva las ensaladas de tomate para verano, las alcachofas a la brasa para otoño, el marisco en invierno y las fresas con nata son para la primavera. ¿De verdad crees que siempre hay de todo? No, por supuesto. Dale una ojeada al calendario, y si tienes la suerte de estar en un entorno rural pregunta si es fresco y local, entonces será un lujo para el paladar.  Toma nota de ésto: lo que tiene hojas para otoño e invierno, lo que tiene frutos para primavera-verano.  #culturagastronómica


#2 Los lunes son para la carne, no para el pescado. 

Hemos olvidado lo que es ir al mercado por lo que no recordamos que los lunes no hay pescado. Acostumbrados al supermercado queremos de todo en todo momento y todos los días, pero no es la mejor opción. Recuerda que el lunes viene después del domingo y este ha acabado con todas las existencias, así que lo más seguro es que tu pescado haya pasado sus últimos días en el congelador.  Mi recomendación: Date una vuelta por el mercado: Boquería o Caterina en Barcelona, Central en Valencia o San Antón en Madrid. #recuperartradiciones


#3 Pedir la carne poco hecha
Hace ya algún tiempo leí en un artículo que contaba: los restaurantes destinan los peores trozos de carne a los clientes que la piden muy hecha. Quisiera darle algo de distancia al artículo tratándose de Anthony Bourdain, un cocinero neoyorquino, quien lo escribía en su libro Confesiones de un chef. Cabe pensar que España es diferente. Pensar que es más fácil camuflar ese trozo no tan apetitoso con un pase de más por la plancha, colmarlo de especies o esconderlo tras la salsa. Lo mismo digo con el pescado, ¡mayor sacrilegio!   Imprescindible: El ajo es para el gazpacho, no para el pescado. #disfrutandodelsabor


#4 El cigarrillo siempre es para después, siempre
La cena no solo es disfrutar  para de la comida o del restaurante, sino también para gozar de la compañía y el ambiente creado,  no puedes interrumpir eso. Entre plato y plato es de pésima educación largarte a echar un cigarro y dejar al resto de la mesa prácticamente con la palabra en la boca; o lo que es peor, que sufran demora pues no les servirán el segundo plato o el postre hasta tu vuelta. ¿De verdad deben esperarte?  Otra observación: Esta reflexión aplícala también a tu visita al baño… espérate, no rompas el encanto de la velada. #cadacosaasutiempo


#5 Compartir tu cena con el mundo, ¿de verdad es necesario?
¿Cenas conmigo o con ellos?  Poco queda por decir en estos tiempos en que vivimos extremadamente conectados. Tener el teléfono en las manos, sobre la mesa, al lado de los cubiertos, encima de la servilleta, dentro la sopa…las llamadas, los mensajes, el Whatsapp, Twitter, Facebook, Foursquare, Instagram, Google+, Flickr, Vimeo, Youtube… no solo es de mala educación, sino también una soberana horterada. Como aconseja el cocinero David Muñoz (2 estrellas Michelin) en su restaurante DiverXo (Madrid): 
«Se pueden hacer fotos aunque recomendamos no hacerlas y que disfruten más de la experiencia».  Sin duda: No hay nada realmente tan urgente, así que silencia tu iPhone y deja de molestar. #sinmáspalabras



#6 Pedir por la boca
Y más en estos tiempos… la carne llegó fría, el helado deshecho, ¿de verdad esto es lo qué hemos pedido de la carta? Si en algo no estás conforme devuélvelo a la cocina, eso sí, con coherencia, explicando al camarero el motivo y con mucha educación. Piensa que esa crítica es más beneficiosa para el establecimiento si se hace en el local, que cuatro líneas en la red o en una charla de amigos. Allí podrán entender y rectificar, seguro que lo comprenden. Pero desde luego, que la reclamación esté acorde con el lugar, no reclames en un menú de 9 euros. Insisto: La boca también está para hablar, no solo para comer. #comerteloqueteechen


#7 El camarero no es tu amigo, pero tampoco tu enemigo
Aunque creas que es una especie en extinción, encontrarás a un buen camarero que te indicará, te recomendará y será amable contigo. En este contexto conviene mantener una relación cordial, se educado o en tu lucha acabarás en mala posición. Tu trabajo reside en identificar el objetivo de esa relación: ofrecerte la mejor calidad en producto, deshacerse de ese stock en cocina, o tan simple como querer aumentar tu cuenta.  Un consejo: Ten en cuenta lo que digan, claro... pero pide lo que te apetezca. #yoquiero


#8 Una botella o dos copas de vino
Seguro que tu filete de buey está muy rico, pero a mí me apetece lubina»Tenemos claro que no es lo mismo un solomillo, que un risotto o un tataki, por lo que puede resultar arduo trabajo, por no decir imposible, escoger un vino acorde con tanta variedad. Vamos a ser simples y pidamos el vino por copas. Quizá hace unos años podía ser complicado encontrar un restaurante que dispusiera de una correcta bodega a copas, pero  las cosas han cambiado mucho, e incluso en los mejores establecimientos encontramos buenas bodegas para acompañar a cada plato y a nuestro paladar. Mi sugerencia: La gastronomía incluye comida y bebida, goza de ambos por igual #soluciónalproblema


#9 ¿Puede ser sin pepino?
Debes pensar que un plato es un conjunto armonioso de colores, texturas y sabores, ¿quieres romper esto? Es posible que no solo estés confundiendo al camarero, sino que además irrites al resto de comensales con tu larga lista de peticiones o dudas. Si, lo sé, entiendo que algunos padecéis alergias (piñones, olivas, queso…), pero sinceramente, si algo no gusta o no lo puedes comer, mejor pide otra cosa. No perdono: Si eres muy tiquismiquis mejor quédate en casa y ten una conversación con tus padres por no haberte enseñado a comer de todo, no eres un niño, abre tu mente y tu paladar. #noseastiquismiquis


10# Compartir postre
Sí, vivimos a dieta, y sí, sube la cuenta, pero si estás en un restaurante respetable no te pierdas la oportunidad de descubrir los postres, ese pequeño placer que arrancará una cálida sonrisa al final de la velada.  Compártelo, por supuesto, pero que se compartan todos los de la mesa. ¡Que sea un gran fin de fiesta!  Sugerencia: por lo menos uno a base de frutas y uno de chocolate, de este modo se puede experimentar lo mejor de ambos mundos. #locaporeldulce


¡Buen provecho!

Sandra Blasco - Artículos 
Julio 2013

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